¿A quien le importa la ópera?
Dando protagonismo a la ópera
El arte está en el centro de la vida social, cultural y económica. Nunca ha habido más teatros, museos o galerías, más creadores de cine y medios de comunicación, más músicos y escritores—en resumen, más arte y cultura.
No todo es bueno–(¿Cuándo lo ha sido?)—pero la necesidad y deseo de cultura en nuestras vidas son evidentes.
“Nunca hubo un momento como ahora para ser amante de las artes. Mozart nunca oyó casi nada de Bach. Nosotros podemos escucharlo todo de ambos. Brahms quedó tan cautivado por Carmen que asistió a veinte actuaciones, pero para ello tuvo que comprar veinte entradas de ópera.”
El arte es un placer y un consuelo, un compañero de vida. También es el espejo en el que encontramos y definimos nuestros valores. Nos ayuda a explorar la identidad y las creencias, también las de los demás. Cuando los sistemas de significado conocidos, como la religión y la política, tienen menos fuerza en muchas personas, la cultura es el lugar donde podemos darle sentido a la vida y comprender nuestra experiencia.
La ópera puede y debe desempeñar un papel tan importante en este proceso como cualquier otro arte. Sus recursos artísticos y su poder emotivo la han convertido en una fuerza radical en el pasado. No hay razón para que se quede en el desván de la vida contemporánea como una herencia no deseada.
Se logró una coherencia artística porque cada uno actuó desde la verdad de su experiencia, en la confianza del respeto de los demás.
SAMP O Tempo (Somos Nós)
La gente se interesará por la ópera cuando la ópera se interese por ellos. En la co-creación todo el mundo importa; todo el mundo puede aportar algo al proceso artístico. Las historias que surgen, y las formas de contarlas, son nuevas y diferentes, pero también tienen cabida para todos. Las óperas co-creadas que aquí se presentan hablan de experiencias universales de manera que incluyen al público y sus preocupaciones.
Co-crear la ópera de esta manera no significa que abandonemos las producciones convencionales o que nos alejemos de Mozart o Puccini. Significa que ampliamos el repertorio para hablar de la diversidad o del cambio climático, o de otras cuestiones que no preocupaban mucho en el siglo XIX. Ampliamos la paleta para dar cabida a tecnologías y técnicas que entonces no existían. Enriquecemos su estética con nuevos estilos y culturas.
Hacemos que la ópera importe al dinamizarla con nuestras propias ideas y sentimientos, de este tiempo y lugar.