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En la prisión juvenil de Leiria, los reclusos actuaron con sus familiares en momentos clave de la ópera. 
O Tempo (Somos Nós)

En la prisión juvenil de Leiria, los reclusos actuaron con sus familiares en momentos clave de la ópera.

O Tempo (Somos Nós)

Estos principios se han redactado pensando en los artistas profesionales, ya que son ellos quienes con más frecuencia inician el proceso de la co-creación, pero las ideas que aquí se sugieren se aplican a la propia práctica y a todos los que participan en ella.

También hay que tener en cuenta que el término “artista” incluye una serie de funciones en la co-creación, tales como la producción y la mediación.

Nuestra experiencia sugiere que los proyectos de co-creación que tienen éxito, son:

Consciencia

Una comprensión consciente e informada de las personas, el contexto y las acciones es la base de una buena co-creación.

La consciencia es la base de la co-creación, empezando por una comprensión informada de la propia práctica. La co-creación es fluida y está abierta a interpretaciones, pero no es solo una etiqueta de moda que pueda aplicarse a cualquier forma de trabajo artístico que implique la participación del público. Es una forma exigente y rigurosa de hacer arte porque sus libertades hacen recaer la responsabilidad sobre quienes deciden practicarla.

Pero eso solo es el principio, también hay que conocer a las personas con las que se quiere trabajar— su cultura, sus necesidades, sus intereses, sus formas de vida, etcétera. No hay mejor manera de aprender algunas de estas cosas que escuchando a la gente. También implica escuchar lo que dices y cómo puede interpretarse: en la co-creación siempre surgirán errores y malentendidos, además de dilemas y tensiones éticas. Son inevitables cuando las personas trabajan juntas, y especialmente cuando unas tienen más recursos, autoridad o poder que otras. Pero lo importante no son los desacuerdos o los pasos en falso: lo importante es cómo se gestionan y resuelven.

Igualdad

La Carta de las Naciones Unidas afirma ‘la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres’. Ese principio de igualdad sustenta el concepto de derechos humanos, incluido nuestro derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad. La co-creación, que se propone hacer realidad ese derecho, depende por tanto de la igualdad entre todos los implicados.

La igualdad es la base de nuestra autonomía y protege la co-creación de caer en el paternalismo o la manipulación. Cada participante debe tener los mismos derechos en el proceso, incluido el derecho a ser escuchado, a recibir una respuesta y a retirarse si la respuesta no es aceptable. La co-creación artística depende de que todos comprendan y participen en la toma de decisiones. Solo entonces la obra se convierte realmente en la expresión del grupo.

El principio de igualdad no es simplista. No significa que todos tengan el mismo papel en el proceso de co-creación, ni que la opinión de todos tenga el mismo valor. La experiencia importa, pero los artistas amateurs eligen estar ahí, si no entienden o no creen en lo que se les pide, también pueden optar por marcharse. Su voz tiene autoridad. Puede que sus conocimientos no tengan nombre ni acreditación, pero pueden ser fundamentales para el éxito de la obra. Artista profesional o no profesional, en un proceso de co-creación se debe respetar la autonomía de cada persona. Eso significa asegurarse de que saben que sus opiniones son legítimas y bienvenidas, sean cuales sean las decisiones que finalmente se tomen.

Ambición

La co-creación con personas amateurs no es un esfuerzo artístico de segunda categoría. A menos que se haga con el objetivo de lograr el mejor arte posible, y a través del mejor proceso, se está engañando a sí mismo y a todos los demás. Las personas invitadas a participar en una creación artística profesional, quizá por primera y única vez en su vida, tienen derecho a esperar que se les ofrezca la mejor oportunidad posible. La gente sabe cuándo ha participado en una buena obra, aunque sus criterios de juicio no siempre sean los que utilizan los artistas profesionales.

Cualquier duda que pueda tener un artista no profesional sobre la calidad de su trabajo, quedará rápidamente zanjada por la reacción del público. Todo el mundo es sensible al desdén. Nadie quiere oír que ha estado realmente bien “para un aficionado” o “teniendo en cuenta que nunca has actuado en un escenario”. Esas palabras de un familiar o un amigo pueden bastar para echar por tierra toda la esperanza y la confianza que una persona ha ganado durante el proceso, haciéndola sentir engañada por haber confiado en el profesional que le dijo que su trabajo era mejor de lo que realmente era. Lo único que pueden llevarse de una decepción así es la convicción de que nunca deberían haberse involucrado. Lejos de sentirse fortalecidos por el proceso de co-creación, se ven reforzados en su convicción de que la cultura no es para ellos y de que el cambio no es posible.

Pero ambición no significa trabajar con las mismas aptitudes o el mismo nivel que los artistas profesionales. Está claro que un cantante sin formación no puede actuar como uno con formación. La co-creación implica encontrar nuevas formas de hacer arte, y también nuevas formas de entender su valor. Significa centrarse en lo que un artista amateur puede hacer, en lugar de en lo que no puede, y en lo que quizá aún no sepa hacer.

Honestidad

Los artistas amateurs que se unen a un proyecto de co-creación dan un salto de fe a un mundo del que probablemente saben poco. Por eso buscan la guía de los artistas profesionales que les han animado a emprender este viaje. Un guía puede aconsejar, advertir y animar, pero no puede recorrer el camino por ellos. La gente confía en su guía: está en la naturaleza de su función. Pero la confianza se pierde fácilmente si el guía no es sincero —si dice que algo es más fácil o mejor de lo que es, la gente perderá la confianza en él. Y la confianza, una vez perdida, es casi imposible de recuperar.

Los artistas profesionales deben ser escrupulosamente honestos en la co-creación, no porque su opinión sea infalible, sino porque es un punto fijo en el que se apoyan los demás. Puede resultar tentador animar dando opiniones demasiado generosas, pero esos engaños bienintencionados son siempre un error. La palabra del profesional debe ser fiable y estar fundada en la igualdad y el respeto mutuo, tan decisivos para la calidad de la obra como cualquier decisión artística.

Haz lo que dices, cumple tus promesas y sé prudente con los compromisos que adquieres; así es como se gana y se mantiene la confianza.

Adaptabilidad

Las producciones de la ópera convencional toman muchas medidas para evitar todo lo que pueda interferir en el proceso creativo. En la medida de lo posible, intentan crear un entorno sereno en el que los artistas puedan centrarse en su trabajo creativo. La co-creación no funciona así, ya que está abierta al mundo. Todo comienza invitando a desconocidos al estudio, al taller o a la sala de ensayo, o incluso invitándolos asimismo a los espacio y las vidas de otras personas. Cómo viven los demás, sus necesidades y hábitos, su forma de ver—todo ello enriquece la co-creación, pero también hace que el proceso sea inestable.

La co-creación exige capacidad de respuesta a las especificidades de las situaciones. La planificación y la preparación son vitales, pero también lo es la voluntad de adaptar los planes a las necesidades de los demás o a los cambios de situación. Un teatro de ópera es como un trasatlántico, que sigue su propio rumbo. La co-creación es un velero que mantiene el rumbo ajustándose continuamente a los vientos y a las mareas. Las competencias necesarias son muy diferentes.

Paciencia

Hemos comparado la co-creación con un viaje. Es una metáfora útil porque subraya tanto la importancia del viaje como la del destino. Merece la pena emprender el viaje, el proceso. No es algo que se deba superar: da sentido a su fin. El viaje lento requiere paciencia, pero sus recompensas son muchas. La co-creación no suele ser un proceso rápido, y menos si se centra en algo tan ambicioso como la ópera. Los artistas profesionales, capaces de crear una nueva producción en meses, deben cambiar de marcha cuando co-crean con amateurs. Ganarse el interés y la confianza de la gente puede llevar meses de conversaciones y familiarización. Eso solo es un problema si se han fijado plazos poco realistas para el trabajo. La co-creación lleva el tiempo que lleva: si se hace con prisas, será débil.

Sin embargo, los plazos largos plantean sus propios problemas. La vida de las personas cambia, no todo el mundo es capaz de mantener el rumbo. El final puede parecer lejano, fuera de nuestro alcance. La respuesta es planificar etapas: objetivos más pequeños y cercanos que puedan alcanzarse en unas pocas semanas o incluso días. Este enfoque pone a nuestro alcance objetivos más pequeños, y cada logro refuerza las habilidades, la confianza y la esperanza para la siguiente etapa. Incluso cuando las cosas no salen según lo previsto, el efecto puede ser positivo, ya que la gente ve lo que hay que hacer y se siente motivada para corregir los problemas. Estas etapas son una forma eficaz de trabajar hacia un objetivo que no puede alcanzarse de un solo salto.

Optimismo

Rebecca Solnit ve la esperanza como una respuesta a la incertidumbre. Ella dice, que los optimistas y los pesimistas están igual de seguros de lo que va a ocurrir. La esperanza acepta que el futuro es desconocido y que, por tanto, podemos crearlo. Trabajamos con esperanza hacia el arte, la comunidad, el mundo que queremos ver. La co-creación es la más incierta de las prácticas artísticas, aunque sólo sea porque sus infinitas variables la hacen imposible de controlar. Y, sin embargo, funciona, una y otra vez.

La esperanza no es ingenua, pero tampoco acepta excusas fáciles. La inexperiencia no es una buena razón para evitar iniciar un proyecto de co-creación: es una buena razón para aprender a hacerlo. Con esperanza, las personas ganan confianza—no en el resultado, que sigue siendo incierto, sino en su capacidad para encontrar respuestas, superar problemas y llegar a una conclusión satisfactoria.

“En este sentido, la esperanza no es un premio ni un regalo, sino algo que se gana con el estudio, resistiendo a la facilidad de la desesperación y cavando túneles, cortando ventanas, abriendo puertas o encontrando a las personas que hacen estas cosas.”
Rebecca Solnit

Si desea una explicación más completa de los principios rectores y de la labor de Traction en materia de co-creación, descargue este documento.

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